Portobello caprese

El portobello llegó a la fiesta emperifollado; con una cubierta de mozzarella que se derretía de manera provocadora, tomates de color rojo carmín y adornos de albahaca con todo y sus flores.

No es sorpresa que todos lo voltearan a ver cuando llegó. Pues verán, en la sociedad del reino funghi no están acostumbrados a ver a portobellos expresándose de una manera tan… llamativa. Al portobello lo criaron con la idea de que tenía que ser un macho retrosexual, de lo contrario, no podría conseguirse a una linda morilla como compañera de vida.

Pero a él no le importan esas cosas, ni siquiera le interesan las morillas… preferiría estar con otro portobello. ¿Y retrosexual? Imposible. Le gusta sentirse excéntrico y sofisficado, no le importa lo que piensen los demás.

Y aunque muchos juzguen su manera de vestir, algún día se darán cuenta de que las palabras de odio son producto de una mente intolerante y de un corazón frío. Algún día, el reino funghi entenderá que no hay nada más gratificante que ver a un hongo libre, y no hay nada más valiente que ser un portobello emperifollado.