Pasta de pimiento tatemado con queso de cabra

Mi popularidad comenzó por ese abrigo rojo que cocinaron manos meticulosas para alcanzar una profundidad de sabor nunca antes vista. El pimiento tatemado me da un elemento ahumado y el queso de cabra un “je ne sais quoi” que protagonizó los titulares más cotizados del momento.

Tal vez sea por esa apariencia sedosa que asumen que las críticas se me resbalan. O por esa gruesa capa de parmesano que asumen que no escucho lo que dicen. Pues a veces veo los comentarios crueles y pienso que por ser una pasta corta y hueca no deberían asumir que soy corta de inteligencia y hueca de sentimientos. Olvidan que, con fama o no, sigo siendo una pasta igual que ellos. Sigo siendo sensible y aunque me vea perfectamente “al dente” no significa que sea de hierro.

Pero nunca cambiarán los que tienen el chip de rencor y de odio implantado en lo profundo. Ellos dicen que es libertad de expresión, que soy figura pública… yo digo que tienen el alma rota.

Por eso no me cansaré de repetir —jamás— que si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada. Porque aunque sea hacia un famoso, hacia un compañero o aunque sea con el escudo de una pantalla; estás hiriendo a alguien. Y a la vez corrompes, sin vergüenza alguna, el movimiento de aceptación y el discurso de amor al que todos nos deberíamos sumar.

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