Orzotto de hinojo y chícharos

Él es el primo de alguien muy popular, el que vive en un pueblo lejano y nadie conoce. Es el más rebelde dentro de su comunidad extranjera, pues ni siquiera está hecho con cebada como dictan los autores que el auténtico orzotto debería elaborarse. Por manía de rebelde, él decidió que lo cocinaran con una pasta de trigo llamada orzo que aún no es muy conocida en las tierras del oeste. Y aunque el risotto tiene a todas las mujeres vueltas locas… ninguna se puede resistir a las fotos que sube su primo extranjero. Les encanta su atractivo exótico y hablan de él todo el día, preguntándole al risotto que cuándo lo va a traer a este lado del mundo. A lo que él responde entre risas: “Tranquilas, lo venden en Ingredienta”.

Él es Orzotto. Cuando lo conocí sentí la conexión de inmediato, noté que es de esas personas llenas de ideas, que no temen desaferrarse de las normas convencionales y que aderezan cada diálogo con un toque de gracia espontánea, logrando cautivar a quien lo escuche. Orzotto tiene muchos elementos: un toque terroso, maduro, complejo… pero también una herbalidad fresca que emana ligereza y accesibilidad. Por eso todos se le acercan. Y algunos, los que se intimidan ante las personas que brillan y se expresan libremente, solo hablan a sus espaldas: “Orzotto no lleva los ingredientes que debería”, “Orzotto no es italiano, como dice ser”.

Para este plato tenemos otra historia que surgió en un día de inspiración:

Si supieran que a Orzotto esos comentarios solo lo fortalecen… Pues ha aprendido que las personas interesantes —las que hablan de ideas nuevas— son las que ocupan el lugar protagónico en las conversaciones de sobremesas ajenas; mientras que las personas insípidas —las que hablan de otras personas—, pasan a ser los personajes de relleno que nunca nadie recordó.